Como la minita de Abzurdah en versión punk.

[No, gente. Esto no habla de mí. Los primeros párrafos los escribí hoy a la tardecita yendo en bondi a lo de una amiga flasheando con el aroma tóxico de la ciudad y lo estoy terminando ahora mismo.]

Esperé los quince durante años como una estúpida para usar el vestido de princesa y sentirme la más divina de todo el salón. Ahora espero los dieciseis para suicidarme, como el tema de Flema.
Luzco como una anoréxica embarazada sin tiempo ni talento para escribir. Sí, soy como la minita de Abzurdah en versión punk.
Me acabo de subir a un colectivo que no sé si me deja donde me tengo que bajar. Así de incierta es mi vida. Flagelo continuo. Planeado o imprevisto, conciente o inconciente, el sufrimiento está siempre. Si no me corto con mi navaja porque estoy triste me corto por pelotuda mientras me afeito las piernas o me golpeo el dedo chiquito con la pata de la silla cuando camino descalza, o me deja mi novio, o mato a mi hamster sin querer.
Es así, my love. Soy demasiado complicada, ya te dije: egocéntrica, punker (sí, posera), anoréxica, embarazada (creo), (sado)masoquista. Puuuff, cariño buscate una normal aunque me duela. ¿Ves? Ya me estoy lastimando a mí misma de nuevo.
No importa, hacé lo que quieras. Pero no me lastimes más.