Busco, busco, busco. No quiero improvisar sobre mi estado de frustración ni mis posibles disfunciones sexuales. Recurro a mi cuaderno de la segunda mitad del año pasado. No, esto es reciente...
Yo le hablo a los arco iris. Me acuesto a dormir con el primer rayo de sol, cuando todo empieza. Mi canción de cuna es el sonido del trabajo del proletariado. Soy como una vampiresa. Y después vienen los llantos y los vómitos, cuando no puedo reivindicar una buena imagen. Si a mí no me importa ¿para qué mierda lo intento? Si lo que más feliz me hace es ver salir el sol con mi tecito en la mano con música de fondo que me inspire a escribir o a tejer. Si el mejor sentimiento que puede haber entre dos personas es el amor (en cualquiera de todas sus variantes).
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